Cuando viajas al extranjero, tomas las riendas de tu camino y eso es un sentimiento muy poderoso que te hace sentir libre. ¿Hace cuanto que no sales a caminar por la ciudad sin un rumbo definido? Quizás no lo haces por pereza o porque aquí, donde vives, ya has perdido la capacidad de asombrarte por las cosas. Cuando estás en un lugar desconocido todo es excitante y nuevo y eso es sorprendentemente divertido.
Durante un viaje, descubres facetas tuyas que desconocías. Seguro que, en tu ciudad natal, te resulta más complicado entablar una conversación con gente nueva, aventurarte a hacer planes diferentes o a probar comidas exóticas.

No hay comentarios:
Publicar un comentario